Abner Castillo
Divulgador de Teología | TNS en Trabajo Social
Director Centro Familiar Tu Tiempo, Hualqui
Estimados dirigentes sociales,
En este contexto del Día Internacional de la Tierra, me dirijo a ustedes con una invitación a reflexionar y actuar en nombre de nuestras familias, organizaciones, comunidad y nuestro país. Es imprescindible reconocer que nos enfrentamos a un dilema crucial para nuestra supervivencia futura.
Todos estamos de acuerdo en que nuestra Tierra nos brinda vida y sustento; sin embargo, nuestras acciones irresponsables en cómo producimos, distribuimos y consumimos nos han llevado a la deforestación, la sobreexplotación y la contaminación de nuestros campos; hemos generado una crisis ambiental irreversible que pone en riesgo nuestra propia existencia y la de las generaciones venideras.
Es importante recordar que detrás de esta devastadora realidad se encuentran las prácticas depredadoras de grandes corporaciones que priorizan el lucro sobre la preservación ambiental. En nuestra región, sufrimos también de manera directa las consecuencias de esta realidad. Observamos el descabezamiento de nuestros cerros, el relleno de hermosos humedales, espejos de agua contaminados, mala calidad del aire en invierno, tala indiscriminada de la foresta nativa, entre otros efectos visibles.
Como dirigentes sociales, como sociedad civil autónoma, además de preocuparnos por nuestro entorno inmediato, tenemos la responsabilidad de deliberar y tomar acciones respecto a esta crítica realidad. El llamado es a no aceptar más pasivamente la destrucción ambiental que vemos día a día con nuestros propios ojos.
Necesitamos desafiar este estado de conformidad y fomentar una cultura de acción y responsabilidad ambiental. Es hora de cuestionar las narrativas establecidas y exigir un cambio sistémico que promueva un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Como líderes, debemos sumarnos y alentar a otros a unirse en la lucha por un futuro más verde y equitativo para nuestras familias y generaciones venideras.
La Tierra, nuestro hogar común, es nuestra única casa, nos brinda un paisaje lleno de belleza que nutre nuestro espíritu y nos conecta con la naturaleza. Nos provee mucho más que recursos materiales. Nos brinda aire puro y agua limpia, alimentos nutritivos que sustentan nuestra salud y bienestar como seres humanos.
En este Mes de la Madre Tierra, hagámonos un tiempo para repensar nuestros esfuerzos en la protección de la naturaleza frente a actividades económicas de monocultivos en nuestra región y comuna; debemos insistir en que no estamos en contra del progreso económico, pero como ciudadanos conscientes necesitamos un nuevo modelo económico que respete y valore de manera diferente, tanto a los trabajadores como a nuestra madre Tierra.
En el Día de la Tierra, les insto a cada uno de ustedes a tomar medidas concretas en sus trabajos, en sus comunidades y en sus hogares; nuestro llamado es a que todo acto, aunque sea pequeño, ayude a proteger y preservar nuestro único hogar: nuestra madre Tierra.
Concluyo esta carta dirigida a ustedes, consciente de que, si bien no todos nos identificamos como medioambientalistas o reconocidos activistas, en el trasfondo de cada líder social reside una sensibilidad especial hacia la lucha por mejores condiciones para nuestros vecinos y nuestro entorno. Más allá de los títulos y enfoques específicos, compartimos un compromiso común: el deseo de crear un mundo más justo y equilibrado para todos. Tenemos el poder de hacer una diferencia tangible en la vida de aquellos a quienes representamos y en la salud de nuestro planeta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.