Con la llegada del evangelicalismo norteamericano, la Iglesia en nuestra región heredó una "balanza" que pone un énfasis desmedido en los temas de moral sexual y de conducta personal, mientras que el llamado bíblico a la justicia social, a la misericordia y a la defensa de los vulnerables ha quedado en segundo plano. Esto es particularmente notable si recordamos que académicos y teólogos (conservadores) han contado más de 2,000 versículos en la Biblia relacionados con la justicia social, mientras que los temas de moral sexual se mencionan en apenas una decena de pasajes. Es una desproporción evidente que refleja un peso mal distribuido en nuestra fe.
Hoy, en el Día de las Iglesias Evangélicas y Protestantes, tenemos una oportunidad crucial de hacer un "ajuste a la balanza". Martín Lutero, en el siglo XVI, se atrevió a desafiar la "balanza arreglada" de su época, defendiendo que la salvación es un regalo de gracia y no un objeto de comercio. Lutero no fue contra su conciencia; él sabía que debía actuar de acuerdo con la verdad que había redescubierto en las Escrituras. Hoy, con el conocimiento al alcance de todos, es nuestro turno de hacer lo mismo. No podemos seguir heredando y perpetuando una fe desbalanceada, que enfoca sus esfuerzos en condenas y olvida el llamado a la justicia.
Es tiempo de recuperar una fe que sea fiel al mensaje integral de la Biblia, que defienda la justicia y la misericordia en lugar de centrarse solo en temas que dividen. Que el ejemplo de Lutero nos inspire a equilibrar nuestra propia balanza y a redescubrir una fe que realmente resuene con el Evangelio. En este día, recordemos que el mensaje de Cristo es uno de amor, compasión y justicia. Ajustemos nuestra balanza para que esa verdad vuelva a ocupar el lugar que merece en nuestras vidas y en nuestra sociedad.
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